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Tauromaquia : Festejos populares
Además de las crueles corridas de toros (conocidas como festejos mayores), los toros también son víctimas de festejos populares (conocidos como festejos menores), los cuales en algunas ocasiones son, incluso, todavía más crueles.
Desgraciadamente, en España existen tantos festejos populares crueles con los toros que solamente podemos hacer un resumen sintético de las fiestas crueles más conocidas. Se calcula que existen unos 3.000.
ENCIERROS
Se celebran alrededor de unos 20.000 en toda España. También se celebran en otros países de América Latina. Consisten en soltar toros o vaquillas por las calles del pueblo o ciudad. Muchas personas piensan que los toros durante los encierros no sufren, pero desgraciadamente esto no es cierto, ya que los animales asustados corren por calles empedradas o asfaltadas. Para los animales correr sobre este tipo de suelos supone sufrir el riesgo de resbalones que pueden llegar a provocar heridas y roturas de huesos, además de un terrible tormento psicológico a causa del miedo.
En algunos casos se derrama antideslizante líquido por los suelos, pero este sólo es efectivo para las suelas de goma de los corredores. Para las pezuñas de los toros tiene el efecto contrario.
Durante el encierro, los toros corren hacia la plaza de toros donde van a ser toreados a partir de las cinco de la tarde. Los encierros son populares en toda España, sobre todo los de San Fermín en Pamplona, pero fiestas como los Sanfermines existen en toda España en menor escala. En Cataluña reciben el nombre de corre-bous y en la Comunidad Valenciana bous al carrer.
Encierros Infantiles : Esta modalidad es una variante del encierro pero para niños y preadolescentes. Se realiza como un encierro pero con vaquillas y becerros de muy corta edad, para adaptarlo e iniciar a los más jóvenes a este tipo de temeridades.
TOROS DE FUEGO O EMBOLADOS
Consisten en atar al toro, colocarle unos artilugios en las astas, impregnárselos con material inflamable y prenderles fuego. Cuando el toro consigue soltarse del pilar, intenta apagar desesperadamente el fuego, ya que este le provoca terror. En sus intentos desesperados puede dislocarse el cuello y provocarse diferentes lesiones a causa de los movimientos bruscos.
El toro deambula por calles o campos soltando tremendos berridos debido a las quemaduras que sufre, sobre todo en los ojos, la cabeza y el lomo. Es muy común que los toros que son embolados intenten lanzarse contra un muro o despeñarse, para poner fin a este martirio. También mueren a causa del estrés provocado por la desesperación de esta práctica antinatural. Lógicamente el fuego causa pavor a los animales, porque lo identifican con el peligro.
Los toros embolados tiene lugar en Cataluña, en la zona de les Terres de l’Ebre, en toda la provincia de Castellón y otras localidades de la Comunidad Valenciana (donde reciben el nombre de bous embolats) y en La Almunia de Doña Godina (Aragón). En la localidad de Medinaceli (Soria) cada noviembre se celebra el toro embolado más antiguo, conocido como Toro Júbilo.
Estos festejos crueles están prohibidos por ley en la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y Andalucía.
El origen de esta tradición se encuentra en la III Guerra Púnica (149 a 146 a.C.), cuando en la localidad manchega de Elche de la Sierra (Albacete), un caudillo ibérico soltó toros con fuego en las astas para provocar diversos incendios y así deshacerse de las tropas de Aníbal (general cartaginés).
Afortunadamente, en algunos pueblos los toros se han reemplazado por animales de ficción, y han derivado en correfuegos.